Shock Loss es la pérdida momentánea de pelo después de una intervención capilar.
Conocida también como la caída de cabello postraumática, se considera un efecto secundario del trasplante capilar. Se da en las semanas posteriores a la operación, momento en el que los folículos pasan de la fase de desarrollo a la de reposo.
Durante esta fase, el cabello se desprende del folículo pilosos sano para dar paso a un pelo nuevo.
Habitualmente esto ocurre en la zona receptora, la caída repentina del cabello puede producirse también en el área por lo que supone una intervención de este tipo.
No indica que exista ningún problema, ni significa que la operación haya sido un fracaso. Se trata de una pérdida de cabello natural y no definitiva, ya que éste volverá a nacer y crecerá con más fuerza.
A pesar de que el pelo haya caído de nuestra cabeza y veamos una densidad capilar menor a la deseada, no debemos alarmarnos. La estructura del folículo permanece bajo la piel generando el nuevo pelo y empezará a salir de nuevo a partir del segundo mes. A partir de ese momento, el cabello nuevo volverá a crecer con normalidad y podremos empezar a apreciar resultados visibles a partir del sexto mes.
Esto ocurre principalmente porque es una parte natural del proceso. El shock loss y el trasplante capilar suelen estar relacionados porque la operación causa una situación de estrés en el paciente. Este estrés hace que los folículos entren de golpe en fase telógena y se acelere la pérdida de cabello en diferentes áreas de la cabeza.
Puede ocurrir que los folículos se hayan dañado. En algunos casos, si los folículos se trasplantan muy cerca unos de otros, o si se llevan a cabo incisiones demasiado grandes, también puede producirse este efecto.
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